Historia de Sergio un monitor y sus clases con mayores.
SERGIO: MI HISTORIA COMO MONITOR
DE MANTENIMIENTO
PARA PERSONAS MAYORES
Son ya 11 los años que han pasado desde que el mundo del fitness y yo nos unimos como pareja de hecho. 11 años llenos de infinitas historias de superación personal que han ido dando forma a mi carrera profesional.
Pero cuando hablamos de historias, quienes más tienen que contar son sin lugar a dudas nuestros mayores.
Ser “Monitor de Gimnasia de Mantenimiento para Personas Mayores” (dependiendo del centro y la parte de España en la que nos encontremos esta actividad tiene uno u otro nombre) ha sido posiblemente la experiencia profesional que más ha podido marcarme.
Los prejuicios que uno mismo a veces tiene para con una persona según su edad, son solo eso: prejuicios.
Han sido muchas las veces en las que me he encontrado con personas de espíritu indómito y joven en un cuerpo vestido de canas y sinuosos mapas en la piel de su rostro.
La actividad deportiva en ningún caso está reñida con la edad.
De hecho es cada día mayor el consenso en lo fundamental de la prescripción de ejercicio físico frente a la sarcopenia (pérdida de masa muscular), la osteoporosis (pérdida de densidad ósea superior al 2.5%) y otras patologías que aparecen de manera progresiva con la edad.
Hay estudios que nos hablan ya de los beneficios de la suplementación deportiva cuando viene de la mano de la práctica de ejercicio de manera habitual en personas de más de 60 años.
Y es aquí donde viene a mi cabeza Pepita. La que empezó siendo para mí una anciana de 82 años que a duras penas lograba levantarse sola de la silla.
Una mujer afable, de pelo corto y canoso y enormes gafas. Una mujer joven en un cuerpo que ya no lo era tanto.
Una mujer muy adelantada al mundo que le había tocado vivir: tolerante, risueña, luchadora…
Una mujer que a base de constancia, esfuerzo y deseo de superación no solo logró levantarse de esa silla que a veces atenazaba sus rodillas, sino que era capaz de ponerse en pie para acabar tocando el suelo con las palmas de las manos.
Algo que el propio monitor que la entrenaba, no era capaz de hacer entonces.
Como resumen decir que no solo no hay edad para empezar una rutina de ejercicios, sino que es absolutamente recomendable tanto a nivel físico como a nivel emocional, siempre que esta esté pautada y dirigida por un profesional debidamente formado para ello.